Expediente X

Estoy volviendo a ver the X-Files desde su primer capítulo. Debe ser la tercera vez que lo hago, y lo primero que llama la atención es lo bien que ha envejecido. Y digo envejecido porque el primer capítulo de la primera temporada, el Piloto, se emitió el 10 de septiembre de 1993, es decir, hace mas de quince años.

Es difícil pensar en lo que significó en su momento. Durante nueve años, los Expedientes-X nació prácticamente al mismo tiempo que internet, y creció a su lado. Fue probablemente la primera serie mítica que produjo un movimiento en la red que la acompañaba, y existían acaloradas discusiones en los foros, por ejemplo, entre los que creían que la pareje protagonista debía acabar unida sentimentalmente y los que aborrecían la idea. Los creadores de la serie, encabezados por Chris Carter, vieron el potencial que se les ponía en bandeja y no lo desaprovecharon. La relación entre internet y los Expedientes-X es esencial para el desarrollo de ambos y no se ha estudiado lo suficiente.

Pero ciñéndonos a la serie, no perderé el tiempo con mucha información. Se ha dicho prácticamente de todo y podéis visitar la Wikipedia para saciar vuestra curiosidad, pero al revisitarla después de tanto tiempo he comprobado, primero, que los teléfonos móviles no existían, pero que todos parecen tener portátiles…

En serio, es increíble lo bien hecha que está la serie, mucho antes de que se supiera lo trascendental que iba a llegar a ser, unos personajes muy bien definidos interpretados magistralmente por David Duchovny y Gillian Anderson, y unos guiones que desde el primer episodio empujaron los límites de lo que se podía mostrar en televisión, a pesar del limitado presupuesto inicial. Ya en los primeros diez episodios se emitieron dos clásicos imperecederos que han influido enormemente a autores posteriores: Squeeze (1×03) y Ice (1×08).

Nueve años de serie y dos películas dieron para mucho, con los altibajos inevitables, pero los X-Files permanecen como un clásico que os recomiendo que recuperéis.