Mezzoforte en el Porton del Jazz
Cuando un Festival lleva tantos años ya con una estructura y una calidad tan asentadas resulta arriesgado cambiarlas, y en esta ocasión, debido a la crisis, la organización del Portón del Jazz tuvo que decidir entre reducir la una o la otra. Afortunadamente se sacrificó la estructura y los cuatro conciertos habituales han pasado a ser tres. Quizá el mismo término de “Festival” empieza a quedarse un tanto grande. Pero es lo que hay y hay que felicitar a la organización por haber hecho los recortes necesarios para que el Portón siga teniendo la personalidad que se ha labrado a través de los años.
Ayer dio inicio el Portón en su edición número catorce con la actuación de Mezzoforte. La calurosa noche se prestaba a salir a la calle y el público, al principio reticente, terminó abarrotando prácticamente el recinto para escuchar a la banda islandesa de funk-jazz.
Con todo el aspecto de haber dejado a sus mujeres y niños en cualquier hotel de la costa y al borde de la deshidratación los integrantes se plantaron en el escenario y comenzarón su actuación de forma paradójicamente algo fría. No es Mezzoforte una banda que busque nuevos caminos musicales. Su propuesta es simple y divertida. Una música fácil de digerir incluso por los estómagos menos habituados a estos sonidos y con la técnica adecuada para interpretar lo que les gusta.
Es lo único que exijo de estos conciertos. Se presupone que todos los participantes disfrutan de lo que están haciendo, pero la diferencia estriba en transmitir ese goce y que llegue al público. No todos lo consiguen. Y durante aproximadamente media hora Mezzoforte parecía incómodo sobre el escenario, probablemente debido al calor. Incluso alguno de los integrantes abandonó el escenario y subió las escaleras para acercarse al bar, viendo que el suministro de agua no llegaba con la rapidez con la que la engullía.
Lo de la unión músico-público es mas fácil de sentir que de explicar. hay que romper esa muro ficticio que se forma entre ambos y por motivos que no siempre tienen fácil explicación. Por tanto no me molestaré en explicarlo, pero la cuestión es que en algún momento el muro hizo puf y desapareció. Y ahí empezó el concierto de verdad.
Da igual lo simple de la propuesta que traían, o que todos los temas que fueron desgranando sonaran idénticos. La cuestión es que comenzaron a sentirse muy a gusto en el escenario y el sentimiento se contagió al respetable, dando como resultado un concierto muy divertido y entretenido que entretuvo al entregado público durante todo el resto de la actuación. Con la que está cayendo poco más se puede pedir.
A destacar entre la aceptable técnica de todos los integrantes de la banda el batería Gulli Briem, que en un momento dado se soltó la melena y rompió la excesivamente académica actuación con uno de los mejores solos que recuerdo en mucho tiempo.
En la parte negativa, no es aceptable que en una noche tan calurosa mucha de las bebidas se agoten nada mas comenzar el espectáculo. Es éste un problema que tradicionalmente se ha dado en el Portón en el inicio de cada edición y que suele ser resuelto para las siguientes actuaciones. Esperemos que sea así también esta vez.
Excelente banda de Jazz Contemporáneo. No te pierdas su más reciente trabajo discográfico «Volcanic». JAVIER. EDITOR. http://www.nosolosmoothjazz.com