Contemporary Color
Contemporary Color es un documental que curiosamente es muy fácil y muy difícil de entender al mismo tiempo. Por un lado tenemos a esta actividad tan típicamente americana de lo que se llama allí los «color guards», es decir, los conjuntos de danza aficionados que acompañan a las bandas de música en las festividades, intermedio de partidos, etc. y que usan como banderas, rifles (falsos, evidentemente) y atrezzo similar, como herencia del pasado militar de estas bandas.
Por supuesto también existen competiciones regionales, nacionales e internacionales (bueno, solo USA y Canadá, tampoco exageremos), y aquí llega David Byrne y en uno de esos raptos trascendentales a los que está tan acostumbrado piensa en lo que podría ser unir estos conjuntos aficionados de baile con música popular, en lugar de marchas militares. Ok, como idea tampoco es el descubrimiento del átomo, pero cosas peores se han visto.
Ésta es la parte fácil de la explicación del por qué de este documental. Y la difícil es exactamente la misma: ¿¿Cómooo??
Que a alguien se le ocurra este tipo de mezclas no es nuevo, pero la mayoría de estos experimentos se quedan en el tintero, o tienen un alcance muy limitado y local. Pero aquí está Byrne metido en todo, y no solo se le ocurre la idea, sino que se encarga de llevarla a cabo (Es obvio que el mundo necesita conocerla), organiza un concierto mundial (de nuevo, USA y Canadá, ya nos entendemos), llama a varios de sus colegas músicos – Saint Vincent, Nelly Furtado, Ad-Rock, e Ira Glass – para que se suban al carro (¡Lo que daría por haber asistido al proceso de convencerles!) y no solo organiza el evento en Nueva York, sino que produce un documental para celebrar tan magna ocasión.
Hasta aquí la explicación previa. A la sociedad española este tipo de actividades le son absolutamente ajenas, pero también lo son las peleas de Jackie Chan o Star Trek y, a fin de cuentas, lo que interesa es el resultado y, desgraciadamente, es bastante pobre.
Como he intentado explicar, el documental consiste fundamentalmente en la grabación del espectáculo en directo, en la que 10 bandas bailan una coreografía compuesta sobre una canción de estos artistas, que también la interpretan en directo, junto a imagenes tras el escenario, los ensayos, los nervios de jóvenes que no se han visto en otra, etc.. Podría ser bastante interesante… pero no.
Lo mas sorprendente es que las canciones en si son bastante buenas, de un nivel medio muy superior al que estamos acostumbrados. Al fin y al cabo, cuando se dice que fulano ha compuesto algo específicamente para una ocasión X lo que quiere decir es que ha quedado muy bien regalando una canción que tenía por ahí guardada en un cajón sin saber qué hacer con ella.
Pero éso es todo. Por algún motivo parece que olvidaron explicarle la idea al director Bill Ross IV y solo parece importarle la actuación de los artistas, relegando totalmente a los bailarines aficionados con unos planos tan torpes que parecen hechos a propósito. Se podría pensar que hasta llegar a la sala de montaje nadie se dio cuenta de que lo que en principio parecía ser una idea brillante había derivado en lo que realmente era: Unos chicos aficionados haciendo unos bailes de aficionados lanzando al aire banderas y rifles de madera. Repitamos ahora todos juntos: ¿¿Cómooo??
En resumen, si tenéis la ocasión podéis disfrutar de las canciones interpretadas en directo mientras hacéis otras cosas… Para ser justos, de todas formas, hay que mencionar que ha obtenido algunos premios como el del jurado en el Festival de Cine de Tribeca, así que vosotros mismos… ¿Qué os ha parecido?
Contemporary Color
(1,5 / 5)