Jessica Jones (T2)
La primera temporada de Jessica Jones en 2015 fue una sorpresa para bien. Estrenada después de la fantástica primera temporada de Daredevil, parecía que la colaboración entre Marvel y Netflix estaba llamada a hacer grandes cosas. Después vino Luke Cage que no estaba mal, Iron Fist, que no era gran cosa pero tampoco tan mala como se quiso ver, y Los Defensores, que si que lo era. La segunda temporada de Daredevil volvió a levantar el listón, y The Punisher mantuvo muy bien el tipo. Como no conozco los cómics originales ignoro hasta qué punto los guiones son originales y realmente es algo que me importa bastante poco.
La segunda temporada de Jessica Jones, sin embargo, se mueve peligrosamente en el filo entre lo soportable y lo decepcionante. Si la primera temporada flojeaba en algunos capítulos en ésta directamente sobran la mitad de ellos. Se dejan ver y entretienen, pero a poco que los piensas te das cuenta de que realmente las historias de los personajes secundarios te importan bastante poco. No tienen la entidad suficiente para soportar un arco narrativo propio y que apenas se entrecruzan con el principal. El que si lo hace, el del personaje interpretado por Rachel Taylor, es muy entretenido. Ojalá que el tiempo que los guionistas han perdido rellenando capítulos los hubieran dedicado en pensar una forma de resucitar a Kilgrave, porque ése es el principal lastre de esta temporada: La falta de un villano de envergadura. Y ¿Qué les pasa con los efectos especiales? Me gusta que den por hecho los superpoderes y los traten como algo accesorio y se concentren en otras cosas. Acepto también que Jones no es una luchadora cualificada como Daredevil pero una cosa es que en las escenas que lo requieren sus movimientos sean torpes y otra cosa es que lo sean sus técnicos de efectos especiales. Y es que alguna escena es simplemente sonrojante por lo torpe de su planificación y ejecución.
¿Es tal desastre entonces esta segunda temporada? Pues no. Es refrescante ver una serie de acción en la que los personajes mas fuertes son femeninos mientras que los masculinos son prácticamente decorativos (El personaje de Malcolm es sangrante en esta temporada: Lo llevan de un lado a otro sin saber muy bien qué hacer con él. Debe añorar sus tiempos de yonki) y siempre es una delicia ver trabajar a Carrie-Anne Moss o a una casi irreconocible Rebecca de Mornay. Krysten Ritter está siempre estupenda. Lejos quedan los tiempos de Breaking Bad o Veronica Mars (Y si os la perdisteis en su momento buscad la divertidísima Don’t Trust the B—- in Apartment 23) y se ha convertido en una actriz solvente que esperemos pueda desarrollar su personaje mas allá de los mohines de triste chica incomprendida en los que tiene a excederse en este personaje. La última escena de la temporada apunta en ese sentido…