La beatificacion de Liam

Una de las consecuencias de la pobreza dialéctica (e intelectual en general) de los tiempos que corren es la inclinación a citar cualquier tontería que leemos como el sumum de la inteligencia. Da igual que el citado no se caracterice por su culto pasado o que las pocas cosas que haya dicho sobrio sean irrelevantes o simplemente estúpidas. La única condición necesaria para subirlo a los altares es que su frase, debidamente aislada, se adapte a nuestra concepción de la realidad.

La última beatificación ha sido la de Liam Gallagher. Un ejemplo de elegancia, educación y de saber estar como todos sabemos, que se ha descolgado con unas palabras criticando a los artistas quejosos de que su obra sea descargada sin su permiso, y que han merecido ser citadas por gente como Enrique Dans y otros muchos.

Si eliminamos las groserías y los exabruptos que le caracterizan, lo que ha dicho fundamentalmente es “¿De qué os quejáis si tenéis cinco coches?”. Paradigma de la argumentación, es admirable la habilidad de Liam para concentrar tanta estupidez en ocho palabras (o menos, según la habilidad del traductor)

Tras una larga vida de pecado, han bastado estas palabras para ser redimido y alcanzar un nuevo estatus como pensador de nuestra época, y sus palabras han sido usadas como ariete ante el cual las puertas de la cerrazón “legalista” caen desvencijadas.

Ignoro cuál es la perspectiva desde su selecto club pentavehicular, pero la cuestión sigue siendo que la gente debe ser libre de decidir cómo quiere distribuir su obra, y que nuestra opinión sobre el futuro del negocio es absolutamente irrelevante. Que algo no sea ilegal no lo convierte en correcto.