Zappa – La entrevista en el Rolling Stone (1)
En 1988 el periodista y comentarista de la MTV Kurt Loder entrevistó de forma bastante extensa a Frank Zappa para la revista Rolling Stone. La entrevistá también apareció publicada dentro de su libro Bat Chain Puller: Rock and Roll in the Age of Celebrity (2002). Como no he encontrado traducción al español (y si la hay he perdido el tiempo de forma lamentable) me he puesto manos a la obra y os ofrezco en dos partes dicha entrevista. Espero que la disfrutéis. La primera parte acaba justo antes de formar The Mothers of Invention:
Frank Zappa es un hombre muy inteligente y divertido que podría perfectamente hacer carrera como comediante de monólogos, si así lo deseara. Pero en su lugar Zappa ha elegido conducir sus inclinaciones musicales en un área de sofisticación musical que prácticamente elimina cualquier posibilidad de colocar un single en el top ten en un futuro próximo. De manera que, ¿Acaso ha dejado, vuelto, o reunido a los Mothers of Invention para una gira conmemorativa de sus 25 años? Ni hablar. Zappa gestiona su propia compañía discográfica en la actualidad, con la que alimenta a sus fervorosos admiradores. También escribe comentarios económicos en la red del Financial News y es recibido en audiencia por el Presidente de Checoslovaquia – una tierra recién liberada en la que, según cuentan, está intentando instalar una franquicia de Helados Ben & Jerry. Un músico autodidacta y teórico social, Zappa hizo discos muy complicados con los Mothers of Invention allá en los sesenta (incluyendo el primer álbum “conceptual”, Freak Out!, que se adelantó por dos años al Sgt. Pepper de los Beatles). Además de su afición por el doo-wop de los cincuenta y por el R&B, tiene muy poco interés por el pop adolescente comercial, y si eso le impide conseguir alguna vez un megahit en las listas de éxitos, pues que así sea. Ya encontrará otras cosas que hacer, como fustigar a las pobres damas de la Parent´s Music Resource Center (la entidad que califica los discos), o recordar a la irresponsable industria musical la importancia de la Primera Enmienda. Los objetivos de su enfado rara vez encuentran motivos de risa en sus andanadas verbales, pero Zappa sigue siendo uno de los ingenios mas afilados del rock.
¿Eras un cómico ya desde niño?
Lo intentaba. Era raro, porque a los once años de edad ya tenía bigote, grandes espinillas, y pesaba casi 82 kilos. Descubrí que podía hacer reir a la gente cuando me obligaron a dar una pequeña charla en clase sobre las mujeres en la escuela. No se lo que les hizo reir, pero lo hicieron, así que pensé “De acuerdo, nada mal”, de manera que lo desarrollé en una especie de… No diré un número cómico.
¿Qué fue lo que te atrajo a la música a principios de los cincuenta?
La primera música que oi y que me gustó fue árabe. Pero no puedo imaginar dónde la oi, porque mis padres no tuvieron un reproductor hasta que tuve quince años. Cuando lo compraron, creo que el primer disco de R&B que conseguí fue “Riot in Cell Block #9”, de The Robins. Y poco después lei un artículo sobre Edgard Varese en la revista Look, y encontré su disco, y eso fue todo lo que tuve. Los Robins y Varese, y creo que también “Work with me, Annie” de Hank Ballard y los Midnighters.
¿Veias algún tipo de dicotomía entre los discos de Varese y los de R&B?
No, en absoluto. Lo veía como una teoría de campos totalmente unificada. Lo que mas me llamó la atención en el disco de Varese era lo directa que era la composición. Era como si aquí hubiera un tipo que escribe música disonante y no va jodiendo a los demás. Y aquí hay un grupo llamado Los Robins, y tampoco parece jodan al personal. Se lo estaban pasando bien. Desde luego Hank Ballard y los Midnighters sonaban como si se lo estuvieran pasando en grande. Y aunque armónicamente, rítmicamente y en otros muchos aspectos superficiales eran muy distintos, el alma básica de la música me parecía provenir de la misma fuente universal. Ya sabes, un tipo que tiene las agallas de levantarse y decir “Ésta es mi canción, o te gusta o te largas”.
Fuiste autodidacta a la hora de leer y componer música a muy temprana edad, pero imagino que no fuistes un estudiante modelo en el instituto.
Me expulsaban constantemente por diversos comportamientos antisociales. Mi padre estaba preocupado porque le retiraran el pase (NT: El padre de Zappa era peluquero en la base militar)
Uno de tus compañeros en la escuela era Don Van Vliet, que luego sería Captain Beefheart. ¿Cómo era entonces?
Conducía un Oldsmobile celeste con un hombre-lobo tallado a mano reemplazando el logo de la empresa en el centro del volante. Su padre era repartidor de pan para Helms. Don no pasó mucho tiempo en la escuela; la mayor parte del tiempo lo veía en su casa. Escuchábamos discos de R&B por las tardes, y por la noche lo mas excitante que se podía hacer en Lancaster era ir a Denny a tomar café “porque no había nada mas” – es decir, todo cerraba a las seis. Realmente horroroso. Asi que para poder ahorrar para ir a Denny Don tenía que conseguir acceder al interior del camión de su padre. La maquina de cambio estaba en el frontal, y el vehículo estaba cerrado a cal y canto, así que había que acceder por la parte trasera, apartando cajones lo suficiente para que su novia Laurie pudiera entrar a robar el cambio, y después sacarla tirando de ella por los tobillos. Así nos pagábamos la diversión.
A principios de los sesenta te mudaste a Cucamonga y empezastes a trabajar en un pequeño estudio de grabación. ¿Qué tal era el sitio?
Lo construyó un tipo llamado Paul Buff. Paul es un genio, un gran tipo. La mayoría de los sitios en aquellos tiempos estaban apartados si tenían una maquina de tres pistas. Paul se construyó una de cinco pistas para hacer overdubs. Construyó su estudio a partir de chatarra, usando los conocimientos que adquirió en los marines. Y el lugar era genial. “Wipeout” se grabó en ese estudio, en una sola sesión. Un hecho poco conocido. Me llevó Ronnie Williams, un músico con el que había tocado en algunos bares locales. En aquel tiempo, alrededor de 1961 o 1962, existían esas cosas llamadas “discos noveles”, ¿sabes? Como “Please, Mr. Custer”. La radio todavía tenía cierto sentido del humor. De manera que si conseguías hacer un “disco novel” había posibilidades de que una discográfica lo editara. Escribí uno, y junto con paul llevamos el máster a Capitol por un anticipo increible de 700 dólares. Era un engaño total, y el motivo era que el disco parecía que iba a ser increiblemente “caliente”. ¿sabes por qué? Se llamaba “The Big Surfer” e iba de un tipo, un DJ de San Bernardino llamado Brian Lord, que imitaba la voz de Kennedy mejor que él mismo. Era como el lanzamiento del primer disco de la Primera Familia (NT: se refiere al clan Kennedy), en el que Kennedy es juez de un concurso de surf. Y completamente producido, con efectos sonoros y todo, ok? Pues bien, la broma era que el ganador del concurso era premiado con un viaje con todos los gastos pagados como el primer miembro del Cuerpo de Paz mandado a Alabama. Pero poco después de firmar el contrato Medgar Evers fue asesinado y Capitol se negó a lanzar el disco (NT: Medgar Evars fue un activista de los derechos de los negros que fue asesinado por el Ku Klux Klan el 12/06/63 en Mississippi).
¿Esperabas que fuera tu gran oportunidad?
Bueno, quizás. Podía haberlo sido. Era un buen disco.
También escribistes la banda sonora de una película llamada “The World’s Greatest Sinner” en ese estudio de Cucamonga. ¿Qué tipo de película era?
Era una película producida, dirigida e interpretada por Timothy Carey… Escribí la banda sonora y el tema de rock & roll principal. La premisa del guión era: Un hombre se cree Dios, duda de si mismo, irrumpe en una iglesia, roba el pan de la comunión, lo pincha para comprobar si sangra o no. Lo hace, y se da cuenta entonces de que no es Dios. ¡Hablando de grandes guiones!
Por poco hicistes tu propia película en Cucamonga, con Don Van Vliet de protagonista. Pero después ocurrió el incidente “pornográfico”. ¿Qué fue exactamente lo que pasó?
Bueno, hay cosas de esa historia que aún no entiendo. Yo intentaba hacer una película de ciencia-ficción en un edificio de almacenes de Cucamonga, ¿De acuerdo?. Ya tenía el estudio de grabación, y tenía suficiente espacio atrás para construir decorados y filmar. Fui a una subasta a un sitio de Hollywood llamado F. K. Rocket Studios. Abandonaban el negocio y por $50 me traje una ranchera llena de decorados. Así que estaba listo para hacer la película, que se llamaría “Captain Beefheart vs the Grunt People”. También tenía entre todo el material que traje un cartel que ponía TV PICTURES – un bonito cartel rojo con letras doradas. Resulta que mi estudio se encontraba justo enfrente de una iglesia y a media manzana de una escuela de grmática para niños. En un pueblo en el que, si llevaba el pelo la mitad de largo que tú me considerarían una amenaza para la sociedad, y el código de vestimenta eran camisas blancas de mangas cortas, las camisetas eran señal de comportamiento extraño. Aquello era Cucamonga. Así que ahí estoy yo viviendo en el estudio, y conmigo vivían dos chicas blancas y un bebé negro.
¿Cómo es que…?
Es realmente complicado. No tenían dónde quedarse, sabes. Les estaba ayudando. Y para ganarme la vida – dado que no había una cola de grupos surf en la puerta esperando para grabar otro “Wipeout” – tocaba la guitarra los fines de semana en este cruce de Sun Village, cerca de Lancaster, a 120 Km de distancia. Me pagan siete dólares cada fin de semana. Era todo lo que podía conseguir. Y resulta que mientras estaba tocando las chicas salían a la calle con su bebé negro y se ponían a tocar. Lo cual ofendió a todo el mundo en este pueblo. Asi que lo siguiente que se es que aparece este tipo llamando a mi puerta, dice que es un vendedor de coches de ocasión, que ha visto el letrero, que va a hacer una fiesta y que si puedo hacer una película para él. Empieza a hablar de dinero. Yo le digo “No lo entiendes. Hacer una peli es caro. Te propongo que si queréis reiros deja que te haga una cinta de audio”. Acordamos un precio de $100. Pensé que podía salir algo realmente divertido. Lo que no sabía era que mientras hablábamos él transmitía nuestra conversación a un camión mediante un micrófono en su muñeca.
¿Un micrófono en la muñeca?
Si, era totalmente como Dick Tracy. Y mientras tenemos esta conversación va mencionando con términos médicos las actividades que deben aparecer en la cinta. Y, quiero decir, nunca había estado cerca de un policía en mi vida, y no tenía ni idea de que este tipo – Detective Willis creo – era una tapadera. Para mi era una maldita broma, ¿ok? Quiero decir, en el momento en que el hombre empezó a hablar de “cópula oral” debería haber dicho ¿¿Qué?? Pero no, no lo hice. Porque, recuerda, yo ganaba entonces siete dolares semanales en Sun Village. Así que se va y preparo el equipo de grabación, y una de las chicas y yo entramos en la habitación que usábamos como dormitorio. No había absolutamente nada de sexo en la cinta. Eran solo quejidos y gruñidos, ooh ahh, ooh ahh. Terminé el master de gruñidos. Tenía que cortar todas las risas de la grabación porque era absurdo, y añadí música de fondo para darle un toque mas profesional. No era mas extraño que la cuarta cara del Freak Out!. El tipo vuelve a la mañana siguiente, me da $50. Le digo “Acordamos $100. No hay trato”. La cinta nunca cambió de manos. De pronto la puerta salta por los aires, flashes por todas partes y esposas en las muñecas. Como en la Alemania Nazi. Arrasaron con todo lo que había por allí. Rollos de cinta que no tenían nada que ver con este tema, proyectores, todo. No tenía dinero, asi que tuve que declararme nolo contendere. Un fiscal de26 años del condado de San Bernardino se nego a dejarme salir bajo fianza, asi que me cayeron seis meses con sólo diez dias en suspenso, mas tres años a prueba. Y mientras espero sentado a que me recoja el autobus de la prisión de San Bernardino para llevarme, me visita el detective Willis y me dice: “Si nos ayudas a establecer qué otras cintas son obscenas te devolveré el resto, borradas”. Y le digo “No está en mis manos convertirte de policía en juez”.
Muy interesante..