A La Diestra del Cielo

Después de mucho hablar sobre el tema en este espacio, el miércoles conseguí ver el documental «A La Diestra del Cielo» de Paco Bech, sobre la vida y milagros de Silvio Fernández Melgarejo y a la emisión del otro día me remito, porque en otras emisiones entiendo que se ha visto una versión reducida. Creo que esta vez fué la completa.

Me resulta muy difícil abstraerme y no personalizar el documental. Menos a los familiares, he conocido personalmente a casi todos los que dan su testimonio, aunque principalmente en etílicas madrugadas sevillanas por lo que los recuerdos son brumosos. A Silvio en particular le traté en momentos mas sobrios trabajando en un bar de Los Remedios, casi siempre acompañado del Pive, y en mas de una ocasión tuve que echarle del bar. Tuve la desgracia de conocerle a principios de los 90, en su peor época, justo después de la salida de su Fantasía Occidental, y algunos de los que participaron en su siguiente disco (creo recordar que era Benito Peinado de Dulce Venganza) me comentaba los problemas que habían tenido para grabar algo decente.

Pero para entonces Sevilla le perdonaba todo a Silvio, y el Pive tuvo que aguantar carros y carretas, en parte porque se jugaba los cuartos, y sobre todo por amistad personal. Que años después se los siga gastando en la producción del documental es digno de alabanza.

La obra de Bech sigue un patrón clásico y es evidente el trabajo de documentación realizado. Nunca creí que existieran tantas grabaciones de Silvio y están magníficamente intercaladas en el relato, que no es otro que los propios comentarios de los entrevistados, dejando que sean ellos los que compongan el retrato de su amigo. Creo que es ésta la decisión mas dificil que tuvo que tomar Bech, y no exenta de riesgos, dado que corre el riesgo de ofrecer una visión parcial, folclórica e incluso hagiográfica del sujeto. Afortunadamente, el resultado es todo lo contrario y los aspectos mas oscuros son mostrados sin pudor, hasta el punto que dudo que alguien totalmente desconocedor del personaje llegue a comprender lo que llegó a significar en la Sevilla de los 80 y 90.

Para mi gusto, y desde luego no es un defecto del documental, sino mas bien una decisión del director, falta el testimonio del testigo mas trascendental en la vida del personaje: La ciudad de Sevilla. Silvio hubiera sido imposible en cualquier otra ciudad, y la anécdota de Luzbel sobre su visita al Madrid de los 80 en plena movida y cómo era considerado un bicho raro es especialmente reveladora (y muy divertida). Cuenta Luz Casal su recuerdo del primer concierto de Silvio al que asistió, en el que Silvio, después de dos o tres canciones, desapareció del escenario para no volver a aparecer. Tuvo suerte, porque no mucho después seguiría desapareciendo, pero sin irse, mientras el Pive tenía que empezar a cantar el tema para refrescarle la memoria.

Y sin embargo, Sevilla seguía yendo una y otra vez a verle. Y éste es el aspecto de su vida que personalmente más me intriga. Tengo verdaderos problemas para apreciar algún valor puramente musical en su obra, mientras que me parece mucho mas interesante esa simbiosis de personaje rockero, tradicional, alcohólico, sevillista y mariano, de la que apenas aparecen retazos en la obra de Bech, aunque creo que de forma consciente.

Asimismo, para los de mi generación y circunstancias, gente como Gualberto, Smash, o Luzbel no necesitan presentación, pero tengo mis dudas sobre el espectador medio. Todo ello me hace creer que el documental es una especie de homenaje (¿desagravio?) a la persona, al músico, a quien hasta cierto punto la ciudad había vuelto la espalda en sus últimos años mientras que el personaje era encumbrado en la memoria colectiva.

Por ello era necesaria una obra como la de Bech. Enhorabuena.