Aniquilación (Annihilation, 2018)
El británico Alex Garland es uno de los directores mas prometedores del panorama cinematográfico de la actualidad. Tras escribir el guión, entre otras, de la innovadora 28 Dias Después (2002) y la muy interesante Dredd (2012) debutó como director con la estupenda Ex_Machina (2014) con lo que consiguió el encargo de la Paramount Pictures de escribir y dirigir la adaptación de la novela de Jeff VanderMeer Aniquilación (2014), que leí en su momento y cuya opinión me reservo para no caer en el eterno debate de las adaptaciones al cine.
La cuestión es que una vez terminada y tras una de las habituales (allí) proyecciones de prueba la reacción del público no fue todo lo positiva que cabría esperar antes de dar el paso de la distribución a nivel global, por lo que Paramount solicitó a Garland algunos cambios para hacerla menos «intelectual» y mas accesible al público general. Garland se negó a efectuar dichos cambios y fue apoyado por el productor de la película, Scott Rudin. Paramount por su lado se negó a estrenar la película sin los cambios y así estaba al cosa cuando Netflix, que pasaba por allí, ofrece una salida que es aceptada por todos con mayor o menor entusiasmo: Paramount estrenará la película en cines de USA y de China, y Netflix estrenará la película en su cadena unos meses después en el resto de paises, como parte de una estrategia de estrenos «cinematográficos» que inició con la desastrosa La Paradoja Cloverfield.
Es comprensible la zozobra que debió sentir el responsable de la Paramount al visionar la película. Aniquilación es una película que requiere de la participación del espectador para ser disfrutada. Claramente diferenciada en dos partes, funciona a varios niveles y está repleta de pequeños detalles tanto de composición de personajes como de estructura de guión que hace posteriores visionados no solo perfectamente disfrutables sino incluso muy recomendables.
No está exenta de fallos, por supuesto (¿Por qué no entran con vehículos?) pero Garland ha conseguido crear una obra con una personalidad muy detallada y preciosista sin recurrir a trucos fáciles.
¿Es éste el futuro de la experiencia cinematográfica? En la última ceremonia de los Oscars Netflix ganó una estatuilla por primera vez por Ícaro (ya había ganado anteriormente premios por documentales) y ya se han alzado reputadas voces en contra. Las fronteras entre los estrenos entre salas de cine o directamente en pequeña pantalla son cada vez mas difusas, y aunque creo que se irán aclarando con el tiempo, dudo que sea en el sentido que desean los críticos. La música y los libros hace tiempo ya que han dado el paso de desvincular el contenido del formato y es cuestión de tiempo que el cine siga el mismo camino. Evidentemente, que nos guste el resultado es una historia muy diferente.